Valoración de Empresas: una herramienta estratégica
(Artículo original de Ana Teresa Rodriguez C., Contador Público con MBA en finanzas y especialización en materia tributaria. Publicado en https://ciiglobalweb.blogspot.com/)
La información es la base de una buena decisión. De la calidad de la primera dependerá el resultado obtenido en nuestras determinaciones, es por ello, que la valoración de empresas ha pasado a ser una herramienta más a la hora de medir la eficiencia en el manejo de los negocios y la capacidad de los empresarios para generar valor. Por otro lado, la cambiante dinámica de los negocios a nivel global nos invita a tener actualizado el valor de nuestro negocio a fin de contar con recursos que nos permitan realizar buenas negociaciones.
Valorar una empresa no es emplear un método único que cuantifica de manera absoluta el valor de un negocio. La valoración es una estimación que se realiza utilizando varios métodos y tomando en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos:
- ¿Para qué y por qué valoro?
- ¿ Se trata de una empresa consolidada o es una entidad de reciente creación?
- ¿ Cómo es el entorno donde se encuentra la empresa (político, económico…)?
- ¿ Qué métodos son los más adecuados para valorar este tipo de entidad?
- ¿ Cuáles son los competidores más directos de la empresa a evaluar?
Se trata de crear una banda de valor, con un mínimo y un máximo, donde las partes que negocian o que evalúan, puedan ubicarse y concretar. Algunos métodos tenderán a ofrecernos el valor mínimo, mientras que otros se acercarán al máximo. Las partes involucradas o los directivos que tomarán las decisiones serán los que determinen el precio final.
Algunos de los propósitos específicos que se tienen a la hora de hacer una valoración son:
- - Evaluar la gestión de la gerencia de la empresa como creadora de valor.
- Determinar la situación del patrimonio de la empresa.
- Calcular la capacidad de apalancamiento e inversión de la organización en lo que respecta a montos, plazos y condiciones.
- Calcular el valor de una sociedad ante la eventual separación de un socio.
- Determinar el valor en una operación de compra-venta.
- Obtener financiamiento externo a través de ampliaciones de capital.
- Fusiones y adquisiciones.
Los métodos de valoración se dividen en tres grupos:
- Los métodos estáticos: tienen una base contable y analizan la estructura patrimonial de la empresa.
- Los métodos dinámicos: establecen lo que vale la empresa por su capacidad de generar riqueza en el futuro.
- Los métodos de valoración por múltiplos: compara a la empresa con otras del sector a través de alguna variable.
La valoración de una empresa no es asunto baladí. El personal que la lleve a cabo debe contar con amplios conocimientos técnicos, visión amplia del negocio y del mercado y experiencia en este tipo de cálculos. Por ejemplo, una de las secciones más espinosas a la hora de valorar una empresa es el tema de los intangibles generados por la misma compañía, de los cuales cabe destacar estos tres:
- Marca: hay negocios que sin ella carecen de razón de ser, por ejemplo algunas páginas de internet.
- Know how: “saber cómo hacer algo fácil y eficientemente: experiencia.” Es la ventaja competitiva que me permite vender más y mejor. En las empresas de servicio es fundamental.
- Fondo de comercio: se tiende a confundir con la marca y son aspectos diferentes aunque con elementos comunes.
La selección del método más adecuado está íntimamente ligada al propósito de la valoración, las oportunidades y desventajas que nos depara el entorno y las fortalezas y debilidades que tiene la empresa. Por supuesto, conocer el funcionamiento de cada método nos permitirá escoger aquel que mejor se adapte a nuestras necesidades.
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